Todos hemos tenido alguna vez una cita a ciegas.
Y a los que hayan pensado "¡yo jamás!" me gustaría demostrarles lo contrario. No me voy a extender mucho, pero que quede claro que lo del clavel rojo o el pañuelo blanco en la solapa ya no se lleva.
¿Existen las citas a sordas? Sin escuchar ni pararse a pensar en lo que hay alrededor.
Y más allá de las citas están las visitas.
Y más allá de las visitas, las visitas a ciegas.
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